Conociendo otro mundo, otra realidad (Parte II: ¡Llegamos tarde, pero llegamos!)

(...) Es curioso que cada vez que pienso en el sur, viene a mi cabeza la canción cliché de “Tren al sur”, esa idealización del viaje a ese punto cardinal, que muchas veía como algo lejano y ajeno, pero que con el transcurrir de mi carrera de formación para ser docente, fui naturalizando y adaptando a mi sistema. A medida que las calles aumentaban fui mostrándole a mi amigo barrios y cosas que podría encontrar en este sector de la ciudad. A lo que el comentaba… “Es exactamente lo mismo que el norte” … comprendiendo rápidamente una idea que a muchos bogotanos les parece difícil de entender, y que muchos ni siquiera lo logran… ¿Es tan difícil comprender la idea de que el norte y el sur son lo mismo?

Llegamos al Tunal, los olores de las curtiembres nos pusieron los pelos de punta, le expliqué a mi amigo el problema ambiental detrás de la pestilencia que invadía el portal. Salimos del portal, caminamos al paradero y esperamos la ruta 796A del SITP, la cual no demoró, mientras llegaba una compañera, Stephanie, quien llegó a preguntarnos si habíamos visto a los demás, le dijimos “No”. Llegó el bus, nos subimos… y empezó a seguir más al sur. Saltaba el bus con los numerosos huecos de las carreteras de ese sector de la ciudad, luego empezó a trepar la montaña, cual animal de monte… y al mismo tiempo bromeé con la idea de trepar esta montaña en las bicicletas, a lo que mi amigo respondía “¡No!”, y reíamos.

Los paraderos pasaban y las casas se hacían escasas, empezamos a ver cultivos… ¡Vista impresionante para dos seres que están habituados a ver sólo edificios y gente estresada acelerando el paso!; y muy a lo lejos igualmente, podíamos divisar las localidades vecinas de Usme y San Cristóbal, lo cual satisfizo una de las preguntas de curiosidad de mi acompañante. Finalmente llegamos al paradero “Lagunitas”, aunque había dos paraderos con el mismo nombre: - ¿Adónde vamos?, - ¿Dónde nos bajamos - vamos tarde, ¿No? - ¡Caminemos rápido!

Pedimos algunas indicaciones para llegar, y tras caminar unos minutos nos encontramos al final de un camino serpenteante, uno de los megacolegios del Distrito:

¡LLEGAMOS!… TARDE, PERO ¡LLEGAMOS!